Con la mirada puesta en el futuro. Laura Ledesma
A día de hoy, muchos de los conocimientos que parecían estar asentados son cuestionados y debatidos, pues están en constante cambio, progreso y mejora. Es, por ello, por lo que se busca y necesita un cambio dentro de las aulas, de sus metodologías, de los roles entre alumnado y docente…Es decir, dejar a un lado los prejuicios e ir en busca de una innovación que beneficie a todo el colectivo.
A diferencia de lo que muchos creen, el conocimiento no debe ser impuesto en el estudiantado por el docente. Este debe ser el resultado de un proceso de trabajo en el cual los alumnos, con la ayuda de los docentes, deben buscar información, investigarla, cuestionarla, debatirla, etc. Tal y como dice Aristóteles, a todo ser humano le surge el deseo de saber de manera natural y espontánea. Entonces, ¿por qué no se deja al alumno pensar?, ¿por qué se le quiere imponer pensamientos y juicios?.
Como se sabe, el aprendizaje ha ido evolucionando, se ha pasado de un adoctrinamiento a un rol activo del alumnado. Para ello, se han de abordar preguntas como: ¿Es esta la manera más eficaz? ¿Es posible el cambio? ¿Podemos hacer alumnos y alumnas críticos?...Pues bien, si queremos responder a estas preguntas el papel del estudiante no debe limitarse a escuchar al docente y a memorizar el contenido. Este debe participar en el aprendizaje, debe saber comprenderlo, interpretarlo, establecer relaciones lógicas, plantear conclusiones, etc. Estas actividades son mucho más apropiadas y beneficiosas para el conocimiento del alumnado que la toma de apuntes o la memorización.
Por otro lado, el papel del docente debe expandirse más allá de la transmisión de contenidos. Este debe emplear estrategias y metodologías innovadoras para captar la atención de los alumnos de manera atractiva y divertida. El maestro o maestra ha de ser un orientador, un guía que ayude a conducir a los infantes al aprendizaje. Para ello, como futura docente, considero que para conseguir que nuestro sistema educativo cambie y progrese, es fundamental que los docentes investiguemos nuevas estrategias y metodologías.
Un ejemplo de estas es el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), la cual permite a los alumnos y alumnas adquirir los conocimientos y competencias claves en el siglo XXI mediante la elaboración de proyectos que dan respuesta a problemas de la vida real. Los alumnos de hoy son los ciudadanos del mañana, donde todos ellos han de vivir en sociedad de manera cívica y respetuosa. Es de esta manera que el aprendizaje ha de dejar de ser individual y pasar a ser un proceso social. Esta metodología aporta a nuestro alumnado la necesidad de estimular el aprendizaje cooperativo, la habilidad de aprender a aprender, el logro de una autonomía, el desarrollo de su potencial y una continua colaboración. Para así, poder ir desarrollando una especie de interdisciplinariedad donde cada alumno y alumna pueda ser protagonista aportando sus ideas con el fin de que todas estas, de cada uno de ellos, se acaben unificando mediante el trabajo en equipo y llegando de esta manera a un nuevo paradigma trabajado ya en la transdisciplinariedad.
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