REFLEXIÓN ACERCA DE LA OBJETIVIDAD DE LA HISTORIA

 La historia es objetiva, o debería serlo; si no, sería imposible “fundar cualquier tipo de

certeza sobre la historia” , como dice Lynn Hunt. Es cierto que lo más complicado de la

historia es encontrar los sucesos que provocaron ciertos hechos, porqué eso no está

documentado en ningún sitio; ahí es donde se puede introducir cierta subjetividad,

dependiendo de cada historiador. Pero el problema llega cuando se aplica la historia

según la conveniencia de cada uno por los siguientes motivos: el primero, porque si

influye la ideología, por ejemplo, a la hora de contar la historia ya deja de ser objetiva;

se favorece ciertos hechos, se critican otros, y ya no se cuenta la verdad. La verdad es la

que está contando el historiador, empapada por su manera de pensar. El segundo motivo

es porque si uno desconoce parte de la historia y se la cuentan inclinada hacia ciertos

pensamientos, o excluyendo ciertos aspectos de esta, su conocimiento de la historia, que

para él es “objetivo” y “verdadero”, está incompleto y mancillado por una ideología.

Este es el verdadero problema: contar la verdad sobre la historia, objetivarla. Contarla

como sucedió, las consecuencias, los precedentes y luego dar cabida a la interpretación

de cada uno sobre los hechos.


Uno de los mayores peligros que se cometen hoy en día es inventarse y/o mentir sobre la

historia; desde inventarse hechos y sucesos para ensalzar la nación hasta negar la

existencia de asesinatos, por ejemplo. El problema está cuando uno que no se ha

especializado en historia, cuando no la ha estudiado en profundidad y es influyente en la

sociedad (políticos, influencers…) se inventa los hechos, por supuesto no

fundamentados, y se crea un desconocimiento hasta el punto de que se tiene que

demostrar que no sucedió así [Lynn Hunt lo expresa muy bien en el primer epígrafe del

primer capítulo]  . Sumado a esto, está el hecho de que toda la información está en

Internet y en muchos casos la información no está contrastada por nadie; esto da lugar a

un montón de información errónea a disposición de todos. Ya no sabemos si la

información que leemos es verídica. Por tanto, uno tiene que ir a fuentes fiables o a las

fuentes primarias del hecho para poder validarlo.

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